Lo queramos o no, los nuevos medias ya están aquí, y poco a poco nuestras formas de vida se adaptan a ellos. Esto nos da una idea sobre la importancia que han adquirido y que, seamos sinceros, adquirirán en los próximos años. Se están haciendo con el control de todo lo que hasta ahora era más mecánico, más artesanal y también más personal y cercano. Pues ahora todo cambia y se vuelve más general y más externo, pero también más rápido, veloz, capaz de llegar a cualquier lugar. Con ello me refiero a que la llegada de las nuevas tecnologías ha hecho replantearse cómo se vivía antes y cómo se vive ahora. En la actualidad podemos acceder a cualquier portal gracias a Internet, hablar, conocer, investigar, buscar. Pero corremos el peligro de exponer nuestras vidas y nuestra intimidad al máximo y de no saber controlar la situación.
Nuestras relaciones personales han cambiado. Ahora chateamos en lugar de conversar, posteamos en lugar de opinar. Y es que hasta el vocabulario está cambiando. Nadie sabrá a ciencia cierta si a peor o a mejor, la única verdad es que todo está cambiado, y nosotros somos testigos del cambio.
Con el tiempo se han producido revoluciones y cambios, los cuales han permitido el desarrollo de la historia como la conocemos hoy. Es gracioso pensar que nos miramos indefensos sin saber dónde llegaremos puesto que no lo podemos controlar. Pero creo que nuestra mejor contribución es ésa: no hacer nada y dejar que el cambio se complete. En la antigüedad ha pasado esto muchísimas veces, y seguramente sus ciudadanos sentían la misma impotencia que nosotros. Pero mira, las cosas han ido como han ido. Y si ahora estamos aquí, en este punto, debatiendo sobre las nuevas tecnologías, es por ello. Y creo que muy mal no nos han ido las cosas.
Desde el modelo de sociedad pre-industrial, con la transformación de ideogramas a los jeroglíficos, con el alfabeto griego, la edad media… Todo es historia. Y yo, por mi parte, no la considero antigua ni vieja, sino valiosa. La cantidad de sabiduría que se ha concentrado en todos esos años...
Después la imprenta, la gran revolución. Lo cual trajo consigo el surgimiento de nuevos medios entonces, como el periódico o la prensa escrita. Para ellos, aquello tenía la misma envergadura que para nosotros el ciclo que estamos viviendo.
Y a continuación el cambio a sociedad industrial, con el nacimiento del fonógrafo, la radio, el tocadiscos, la televisión, el cassete, el ordenador, el CD, así hasta llegar a la red. Es curioso que por más que me lo quiera imaginar no sé cómo es vivir sin todos estos medios. Y ello me lleva a pensar en la dependencia que hemos creado hacia ellos. ¿Realmente son tan necesarios como creemos o como nos han hecho creer? La respuesta más sincera es no, no son necesarios para vivir. Pero sí que lo son para satisfacer las nuevas necesidades que se han creado. Y de aquí vuelvo a nuestro tema estrella: estas necesidades son las “culpables” de los nuevos medios de los que hablamos. De las nuevas formas de vivir, de relacionarnos, de trabajar, de descansar. Todo gira entorno a ellos.
Las redes sociales, Twitter, Tuenti o la gran Facebook son nuestras nuevas señas de identidad. Y nuestra vida sale publicada totalmente. Pero a quién le importa. Es la moda, lo que se lleva. Seguro que si les hubieran preguntado a varios señores de hace años si expondrían su vida ante miles de ojos sedientos de información, se habrían vuelto locos. Porque es para volverse loco, la verdad. Y todo es por lo mismo, por las necesidades que se nos han impuesto. Y digo imponer sí, porque hoy en día si no tienes Facebook eres un freak, si tienes pocos amigos, un marginado, y si no cuelgas fotografías eres un aburrido.
Con los nuevos medios se abre un camino digital. Se extiende el pensamiento y cambia la percepción del tiempo. Conectarte con quien quieras, cuando quieras, y en cualquier momento. Es un gran paso. Es como el gran secreto guardado. Y ahora lo tenemos, ha salido a la luz. Se ha producido la convergencia de muchos medios, de la prensa, de la televisión, de la radio, de Internet. Así pues no podemos denominarlo un nuevo medio, porque se trata de los mismos medios que teníamos adaptados a este siglo y a la modernidad.
Esta modernidad consiste en la comunidad de usuarios de Intenet. Usuarios que pasan la mayor parte del día conectados a la red. Vivimos on-line, siempre conectados porque lo necesitamos. Pero no sólo en nuestras relaciones amistosas sino también en nuestro trabajo. Los new medias acelerarán el ritmo de trabajo, más posibilidades e interacciones para nosotros y para las empresas en las que trabajemos. Incluso ellas tomarán roles astutamente controlados en este universo de new medias.
De la misma forma creo que nuestro aprendizaje también ha sufrido cambios. Antiguamente la alfabetización era tradicional, con la escritura y la lectura simples y básicas. Después apareció la alfabetización digital, con la informática. Y no sólo eso sino que era posible una relación emisor-receptor. Las grandes empresas producían y gracias a las TIC estaba permitida nuestra participación. Y ahora en el contexto hiper-tecnología se produce una adaptación de las antiguas formas a esta convergencia de medios.
Me quedé asombrada con la noticia de la digitalización de las aulas. Creo que esto se ha de considerar bien, pero de la misma forma lo veo como un punto positivo para los nuevos escolares. La adaptación ha de ser total, y qué mejor manera de hacerlo que en la escuela. Prescindir de los libros, del papel y de los bolígrafos es muy interesante y por muy extraño que nos parezca tiene cabida en nuestra sociedad. No creo que debamos sentir nostalgia hacia el pasado (ya) sino mirar al futuro y seguir adelante. Poco a poco todos los colegios conseguirán digitalizar su sistema, aun con quejas de algunos contrarios, claro está:
Y aunque seguramente al principio se presentarán algunos fallos, la confianza en esto es la clave para lograrlo completamente:
Cierto es que este nuevo invento nos saldrá un poco caro, pero ¿qué le vamos a hacer? Es el futuro:
Con todo esto quiero explicarme bien, no digo que no hagamos nada, no. Lo que digo es que no boicoteemos lo que es inevitable, sino que para posibilitar este cambio es necesaria nuestra actitud pro-nuevas tecnologías. Y ésta es nuestra contribución a la causa, que no es poca.